jueves, 16 de octubre de 2014

"Dale un pan al pobre"

Ola k ase?!

Por el título ha de estar pensando "¡Ñerda Cy ahora nos va a hablar de religión!", pero no... Comenzando porque no me gusta tener discusiones religiosas de que "Dios es esto y Cristo lo otro", a mi me importa un carajo si eres cristiano, budista e inclusive ateo. Pero lo que contaré a continuación nos toca a todos, así seas creyente o no:

Hoy estaba en la cafetería que está cerca al San Andresito (el que es samario sabe cual es), la cual es de una tía mía. Allá siempre va indigentes pidiendo mas que todo "plata para comer", pero la mayoría le ofrece es la comida en sí, mas no el dinero  y se ofuscan por eso... Y no nos engañemos, es plata no la usan para comer.
Esta vez fue diferente: entró un niño indigente que a mero ojo tiene como unos 10 años y que en el rostro se le veía que tenia hambre. Él buscaba entre la gente que estaba sentada (yo incluido) quien podría regalarle un desayuno, y fue hacia una señora.

Se las describiré: una señora muy elegante; con una especie de vestido chanel, collares y pulseras ostentosa, cabello alisado al parecer por algún estilista famoso de la ciudad y un bolso de marca. El pobre niño con su cara de pena y con un tono discreto le ha pedido amablemente y cito: "Disculpe señora, ¿me puede regalar algo de comer?".
Enseguida pensé "Esta vieja ricachona mínimo lo despacha diciéndole que no". Pero lo que vi fue muchísimo peor que decirle "no" por las razones que tenga: Giró levemente su cabeza, lo miró por el rabillo del ojo de arriba a abajo con aire de superioridad socio-económica y luego puso su cabeza en su sitio y siguió comiendo su comida como si nada, dejando al niño con la ilusión de que le iban a regalar su desayuno.

Eso me enojó demasiado y me carcomía el alma. Cuando quise reaccionar, un señor que estaba al otro lado de la dama en cuestión le regaló una empanada. El niño se me acercó y con la misma voz discreta y cara penosa me pidió algo de beber. Le dije que se sentara y le pedí un jugo. Luego me dijo que mejor una bolsita de agua que solo costara $350 pesos ($0.15 dólares), que con eso se conformaba, lo cual le dije "¡¡NO!!, usted se come ese desayuno con todas las de la ley, ¡¡que bolsita de agua ni que carajo!!"

Recibió su jugo y el rostro le cambió enseguida. Se levantó de la silla y con su rostro alegre nos dijo al señor y a mi "¡Gracias por la comida!" y se fue llevándose la botella de jugo que era retornable.
Quise encarar a la señora por lo que había hecho, pero decidí no hacerlo porque no quería formar alboroto en el negocio de mi tía.

¿A donde quiero llegar con esta historia? Pues que uno no debe ser indolente e hijo de puta con la gente que esta pasando por esa clase de situaciones. Si no tienes la voluntad de compartir con alguien algo de comer, pues simplemente es decirle "no" de manera respetuosa, por las razones que tengas y te las respeto... pero no hacer como hizo esta "señora": una humillada que, aunque no usó palabras, el mismo gesto que hizo bastó y sobró.

Solo me resta decir que: No importa si eres ateo o le rezas a algún dios de cualquier doctrina religiosa que sigas, lo que si es cierto es que la vida es una hijo e' puta ruleta y uno no sabe a donde irá a parar.

Nos pillamos y cuídense.


DATO CURIOSO: Le puse ese título porque la situación me recordó a una penitencia que me colocó el rector de mi colegio en ese entonces (si, es cura). Solo por eso.

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